La Reinvención de Casa Herrera

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Friday, December 13, 2019

 

Casa Herrera decorated for gala
El Centro de Estudios Mesoamericanos llevó a cabo una celebración de gala en Casa Herrera en La Antigua Guatemala, Guatemala, el 13 de noviembre de 2008, para celebrar su asociación con la Fundación Pantaleón, una fundación filantrópica de la familia Herrera, propietarios de Casa Herrera. Casa Herrera abrió sus puertas para programas de UT en el verano de 2009. Foto cortesía del Centro de Estudios Mesoamericanos.

 

El Centro de Estudios Mesoamericanos Convierte en una Joya de la UT un Edificio del Siglo XVII en Guatemala

por Jen Reel

Cuando David Stuart solicitó reunirse con el Decano Doug Dempster en 2007, lo hacía con una ambiciosa propuesta: ¿Qué le parecería si la Facultad de Bellas Artes pudiera crear un centro de investigación y enseñanza en Guatemala?

Stuart, quién vino a la UT en 2004 como director del Centro de Estudios Mesoamericanos, había estado viajando a Guatemala por décadas, primero como estudiante y después como profesional de la arqueología y epigrafía de la antigua cultura maya. Él sabía cuán beneficioso podría ser tener un espacio cercano a sitios antiguos y, para una universidad como la UT, que ya alberga una impresionante cantidad de programas en estudios latinoamericanos y mesoamericanos, podría servir a una población de estudiantes y catedráticos más allá de la Facultad de Bellas Artes.

Era fácil explicar por qué lo deseaba, pero el “cómo” y el “dónde” habían sido siempre elusivos. Este no era el primer intento de Stuart – sus pláticas al respecto se remontan a cuando trabajaba en la Universidad de Harvard, pero carecía de perspectivas para llevar a cabo el proyecto. En esta oportunidad, le dijo a Dempster, su idea venía con un regalo: su amiga Bárbara Arroyo, arqueóloga guatemalteca, le habló de Casa Herrera, un edificio propiedad de su familia que se mantenía sin uso en La Antigua Guatemala. Construido en el siglo XVII, este edificio era una hermosa residencia colonial que cambió de dueños a lo largo de su historia hasta que un miembro de la familia Herrera lo compró en 1869. En 1896, el negocio familiar lo redestinó a su uso como oficinas y bodega. Eventualmente se trasladaron a otras instalaciones más grandes, dejando el espacio vacío. ¿Podría ser lo que Stuart estaba buscando?

Arroyo planteó la pregunta a la fundación filantrópica de su familia, la Fundación Pantaleón. Debido a que La Antigua se encuentra a proximidad de volcanes, su arquitectura colonial y su estatus como Patrimonio Mundial de la UNESCO, muchos de los edificios históricos han sido convertidos en hoteles boutique y restaurantes, colectando los beneficios de una localidad turística. Pero la familia Herrera deseaba un propósito más excelso para Casa Herrera, que estuviera más relacionado con su enfoque en educación, saludo y el medio ambiente. La idea de Stuart era acorde a su misión. Emocionada por revivir Casa Herrera, la familia tomó un generoso paso hacia adelante y destinó los millones de dólares necesarios para renovar el edificio. Era el milagro que Stuart y la Facultad de Bellas Artes necesitaba, así que Dempster dio su visto bueno para seguir adelante. En un plazo de dos años el edificio fue restaurado para lucir su arquitectura original, agregando las conveniencias modernas: Wi-Fi, una cocina equipada, sanitarios, áreas residenciales, áreas de reunión y salones de clase.

Dempster trabajó con la oficina del Preboste para obtener el financiamiento para los costos iniciales y una nueva instalación de la UT abrió sus puertas en el verano de 2009 como un centro de enseñanza e investigación enfocado en culturas mesoamericanas, arte precolombino y arqueología. Residencias y conferencias de artistas y académicos se llevaron a cabo el primer año, así como el simposio conocido entonces como Encuentro Maya (Maya Meetings, hoy Mesoamerica Meetings) el año siguiente. Los programas estudiantiles fueron establecidos en 2011 y desde entonces continúan todos los años.

“Casa Herrera ha florecido desde lo que al inicio tomé como una aspiración ‘muy buena para ser verdad,’ a ser un enriquecimiento diario sostenible de nuestra misión educativa e investigativa” dice Dempster. “Estoy muy impresionado con la visión y ambición de David Stuart y estoy enormemente agradecido con la Fundación Pantaleón por su generosa colaboración.”

Ahora, 10 años después, Casa Herrera y el Centro de Estudios Mesoamericanos están llevando a la UT hacia un futuro notorio e innovador.

 

a hieroglyphs class at Casa Herrera in Guatemala
El profesor y director del Centro de Estudios Mesoamericanos, David Stuart, imparte una clase sobre escritura jeroglífica maya en Casa Herrera como parte del semestre de verano 2019. Foto de Jen Reel.

 

Casa Herrera library
La biblioteca y área de lectura en Casa Herrera. Foto de Jen Reel.

 

Es el cuarto día de clases en Antigua y Nikita Sveshnikov está preocupado. Aplicó a este programa de verano dirigido por David Stuart después de enterarse de él en una clase de arte y arquitectura maya que enseña la profesora Astrid Runggaldier. Runggaldier es directora asistente del Centro de Estudios Mesoamericanos y ha diseñado y dirigido varios de los programas de estudio en el extranjero. Sveshnikov dice que su clase lo inspiró a aprender más acerca de los mayas e iniciar su propio proyecto de investigación, pero hoy ha encontrado un inconveniente.

Stuart ha invitado a hablar en clase a Vincent Stanzione, un escritor e investigador de la religión maya que vive en Guatemala. Él habló a los estudiantes acerca del altar de Santiago Atitlán, que es masivo y se encuentra en una de las iglesias coloniales más antiguas de Guatemala. Dos hermanos fueron los encargados de reconstruirlo después de que un terremoto lo dañara en 1976. El proyecto de Sveshnikov era sobre ese mismo altar, pero Stanzione habló de una versión de los eventos diferente a la que Sveshnikov había encontrado durante su investigación. Cuando le planteó algunas preguntas a Stanzione, Stanzione lo exhortó a buscar respuestas mientras estuviera en Guatemala. El grupo pronto viajaría al lago de Atitlán, muy cerca de donde vive uno de los hermanos reconstructores, ¿Por qué no buscarlo y preguntarle?

“Yo no esperaba que este viaje fuera tan transformativo, pero tener la oportunidad de hablar con gente que vive aquí y son cercanos al tema es realmente muy bueno” dijo Sveshnikov. “Es posible que yo pueda encontrar la verdad con la persona que en realidad talló el altar, eso es algo que nunca podría experimentar en un salón de clase o un libro.”

 

students playing chess at Casa Herrera
El estudiante avanzado de historia del arte, Nikita Sveshnikov, se retiró, y Grace Leaky, una estudiante del Programa II de Honores en la Escuela de Negocios, juega ajedrez en el área común de Casa Herrera. Foto de Jen Reel.

 

Él y su clase esperan con ansias el viaje desde que llegaron. En unos días, van a conducir tres horas al lago de Atitlán, el lago más profundo de Centroamérica, en donde varios sitios antiguos se distribuyen por el paisaje y la cultura maya es prominente en los pueblos circundantes. Será su primera noche fuera desde que llegaron a La Antigua, pero no será la última. Después viajarán al Parque Nacional Tikal en el norte de Guatemala y eventualmente, antes de regresar a casa, cruzarán la frontera hacia Belice, en donde se encontrarán con Runggaldier para visitar el proyecto arqueológico con el que ella trabaja.

Stuart y Runggaldier han podido diseñar sus itinerarios en torno a Casa Herrera, usándola como sede mientras atraviesan la región con estudiantes. El trabajo de Runggaldier estudiando la arquitectura enterrada en Belice, así como la participación de ambos, ella y Stuart, en el Proyecto Arqueológico San Bartolo/Xultun en el norte de Guatemala (que cuenta con una oficina en Casa Herrera), le han dado a los estudiantes una vista de primera mano sobre el trabajo que se realiza en campo. Su trabajo también ha ayudado a colocar al Centro de Estudios Mesoamericanos dentro del campo del Planeta Texas 2050, un ambicioso proyecto de la UT para tratar la vulnerabilidad de Texas ante el cambio climático. Casa Herrera será una base de mayor importancia para la UT y para otros mesoamericanistas involucrados en el tema.

“Algunas de las iniciativas recientes de investigación en la UT, como el Planeta Texas 2050, han energizado la comunidad de mesoamericanistas y arqueólogos de la UT. Esto también supone más oportunidades para que estudiantes puedan expandir su educación en el extranjero,” dice Runggaldier. “Las actividades y programas del Centro de Estudios Mesoamericanos en Casa Herrera dan a los estudiantes y catedráticos acceso a algo verdaderamente especial.”

 

Astrid Runggaldier with students in Belize
La Profesora Asistente de Instrucción y Directora Asistente del Centro de Estudios Mesoamericanos, Astrid Runggaldier, explica fragmentos de obsidiana y de cerámica a Hayley Reese y Maya Kothare-Arora en el sitio Posclásico de Iximche’ en Guatemala. Foto de Natalie Broussard.

Milady Casco ha estado revisando fotos viejas últimamente. Está trabajando en una exhibición fotográfica para la celebración por el décimo aniversario de la colaboración entre UT y la Fundación Pantaleón. Hay una foto de Semana Santa, cuando estudiantes de arte crearon una alfombra hecha de flores y aserrín, como parte de un proyecto de arte público para las festividades de pascua. También hay otra foto de un estudiante de educación que posteriormente se convirtió en profesor de la Universidad de Duke, que impartió un taller de baloncesto para escolares; así como otra de un candidato a doctorado, ahora arqueólogo trabajando en Guatemala, dando una presentación sobre jeroglíficos, y otra de una compañía de danza local que atrajo mucha gente a Casa Herrera el día de su presentación. Casco ha formado parte de casi todo, encargándose de todo, desde los detalles más sencillos hasta la programación más compleja.

Casco fue una de las dos estudiantes graduadas que vinieron cuando Casa Herrera se inauguró en 2009. Después de graduarse, se trasladó a La Antigua para asumir el cargo de coordinadora de sitio de Casa Herrera para el Centro de Estudios Mesoamericanos y ahora es la administradora de programas. Su trabajo ha sido esencial no solo para el Centro de Estudios Mesoamericanos, sino también para la oficina de estudios en el extranjero de la UT, Texas Global. La logística de los programas de estudios en el extranjero es usualmente manejada por terceros, pero tener a Casco coordinando la programación significa que el proceso será simplificado para estudiantes y profesores, mientras que el acceso a Casa Herrera, la primera instalación internacional de la UT, resulta un recurso excepcional. Texas Global empezó a extenderse hacia otros departamentos.

 

Antigua, Guatemala
La Antigua Guatemala, Guatemala. Foto de Jen Reel.

 

El profesor de educación Luis Urrieta acababa de regresar de un programa Fulbright en México en 2010 cuando fue abordado por Texas Global. Su departamento había empezado un programa de estudios en el extranjero en México en 2007, pero en 2009 fue suspendido por consideraciones de seguridad. En 2010, fue suspendido indefinidamente. ¿Estarían él y su personal interesados en desarrollar su programa en Guatemala?

La idea le intrigó. Había estado en Guatemala solo una vez, años atrás para un taller cerca del lago de Atitlán, pero sí podía imaginarse llevar estudiantes a ese país. Su diversidad cultural, historia de la educación y sus construcciones sociales, políticas y culturales, especialmente para la población maya, podría otorgar a los estudiantes estadounidenses una perspectiva crítica de la educación en su propio país, particularmente para comunidades marginales y el papel que los mismos estudiantes tendrían más adelante como educadores.

Urrieta entonces viajó a Guatemala para investigar el área, buscando escuelas en donde sus estudiantes pudieran ofrecer voluntariado y enseñar, así como explorando programas de español e idiomas mayas que ofrecieran acomodaciones domésticas y transporte. Cuando visitó Casa Herrera, todo parecía tan prometedor: “Pensé que Casa Herrera era muy bonita y que tenía todo lo que podríamos necesitar para dar clases y más,” dice Urrieta. “Yo dije ¡tenemos que hacer esto!”

La Facultad de Educación coordinó el primer programa con Casa Herrera en 2011 y ha regresado todos los años desde entonces, ajustando el programa y llevándolo a cabo en conjunto con los departamentos de estudios México-Americanos y Latinoamericanos, atrayendo más estudiantes al programa.

“Llevamos a los estudiantes a una escuela primaria que trabaja con niños de familias mayas, en donde su cultura no es reprimida sino promovida,” dice Casco. “Les digo a los estudiantes cuán única es esta experiencia de trabajar con estos niños. Estas son las comunidades de las que provienen algunos de los niños y sus familias viajando hacia Texas.”

Este año también estuvo marcado por el primer programa del departamento de Salud Pública, ascendiendo el total de programas de la UT en Casa Herrera a cuatro enfocados en arte e historia del arte, educación, salud pública y inmersión lingüística.

“Casa Herrera es como una extensión del campus de la UT,” dice Marilyn Felkner, profesora de salud pública que codirigió el primer viaje de su departamento. “El personal es bastante experimentado y atento, nos reunimos en Casa Herrera casi todos los días. Era en verdad una casa lejos de casa.”

 

living area of Casa Herrera

 

bedroom in Casa Herrera
Una de las áreas residenciales en Casa Herrera usado para artistas y académicos. Fotos de Jen Reel.

 

Casa Herrera se encuentra a tan solo tres cuadras de donde creció Laura Gámez. Ella recuerda cuando La Antigua era un pueblo silencioso en donde ella y su hermano podían jugar libremente entre los sitios antiguos. Ahora arqueóloga, obtuvo su doctorado en la Universidad de Pittsburgh antes de volver a Guatemala. Empezó a trabajar con el Centro de Estudios Mesoamericanos en 2014 para ayudar a expandir la labor de Casa Herrera y servir como un espacio educativo para la comunidad guatemalteca en general. Conocedora de tanto la investigación académica como la cultura local, Gámez es esencial para acercar ambos aspectos.

Gámez trabaja muy de cerca con Casco y ha diseñado talleres para maestros guatemaltecos a cerca de estudios mayas. Ha dirigido pláticas y coordinado eventos para atraer guías de turismo, instructores y el público en general interesado en aprender acerca de la cultura maya antigua y contemporánea. Este verano, Gámez y Casco trabajaron con estudiantes del programa de educación para llevar a cabo el primer taller infantil. El próximo año esperan incluir un evento de “arqueólogo por un día” para niños. “Necesitamos hacer más presente en la mente de los guatemaltecos y visitantes que los mayas que hoy vemos caminando las calles de La Antigua son los descendientes de los mayas que vemos en las grandes pirámides y las maravillosas obras de arte clásicas,” dice Gámez. “Es parte de su herencia y la merecen de vuelta.”

“Hemos creado un centro que no solo atrae estudiantes y académicos, sino que también nos permite incorporarnos en la comunidad y hacer un esfuerzo para ser parte de la comunidad, pienso que eso es algo muy importante,” dice Casco. “Hay tantos paralelos que puedes hacer en toda Centroamérica, el estado de las comunidades indígenas y el estado de la política a lo largo de los años. Yo puedo decir que eso es lo que me atrajo aquí y me otorgó el interés suficiente como para comprometerme con Casa Herrera y compartirla con otros.”

 

Iximché, a Postclassic archaeological site in the western highlands of Guatemala
La Dra. Laura Gámez dirige estudiantes del programa de verano 2019 por Iximche’, un sitio arqueológico del Posclásico en las tierras altas occidentales de Guatemala. Foto de Jen Reel.

 

Casa Herrera podrá tener un incremento en su actividad en un futuro cercano mientras iniciativas y tecnologías innovadoras colocan a la UT en los niveles más altos de la escala de los estudios mayas. Una de las metas para el Centro de Estudios Mesoamericanos al trabajar con Planeta Texas 2050 es establecer un archivo LiDAR (detección y rango de luz por su nombre en inglés). El LiDAR, un método innovador de reconocimiento, usa pulsos de luz para medir distancias variables. En esencia, puede mapear imágenes 3D de sitios antiguos cubiertos por vegetación densa. Varios sitios mayores han sido reconocidos con LiDAR, produciendo una riqueza de bases de datos, pero que están dispersas en varias instituciones. Acceder a un solo archivo sería una herramienta invaluable y una meta mayor para la UT.

Este año, el Centro de Estudios Mesoamericanos será anfitrión para un grupo de colaboradores de la UT, tanto de los Estados Unidos como del resto del mundo para discutir el establecimiento de este archivo LiDAR. La propuesta haría al Centro de Estudios Mesoamericanos un centro de actividad educativa y de investigación internacional. La adición reciente en la UT de Frontera, el quinto sistema de cómputo más poderoso del mundo, podría también significar una colaboración más extensa con el Centro Tejano de Cómputo Avanzado.

En gran parte debido a su trabajo e investigación en Xultun, el Centro de Estudios Mesoamericanos recibió recientemente el apoyo de la Oficina del Vicepresidente Ejecutivo y Preboste para la contratación en grupo de tres nuevos profesores. Con base en una propuesta creada por Stuart, Runggaldier y profesores de geografía y ambiente, lingüística, historia y antropología, se contratará investigadores de vanguardia en estudios sobre la civilización y cultura maya. Sus contribuciones ayudarán a expandir las competencias de la UT en la investigación maya y a fortalecer la conexión entre la ciencia y las humanidades. Ellos también utilizarán Casa Herrera para ayudar a educar la nueva generación de mayistas.

“Casa Herrera ha sido una base importante para nuestras actividades de investigación a lo largo de los años e imaginamos que los nuevos mayistas que la UT se está comprometiendo a contratar también llevarán a cabo actividades académicas allí,” dice Runggaldier. “Para muchos de nuestros estudiantes, el tiempo que han pasado en Casa Herrera ha sido un momento determinante en sus vidas, sus estudios y sus carreras.”